Tana Toraja. La tierra de los espíritus en Sulawesi, Indonesia
La tierra de los Toraja se encuentra en una región montañosa del sur de la isla Célebes, o Sulawesi, en Indonesia. Su población se compone por aproximadamente 350.000 personas (son datos de 1997 que dan a entender que la población actual es mucho mayor), lo que en un país de más de 200 millones de personas compone una minoría étnica.
Tradicionalmente la actividad económica de los Toraja se basaba en el cultivo de arroz y, más recientemente, en cultivos más comerciales como el café y el clavo. Sin embargo, hoy en día los Toraja se desempeñan también en labores del sector terciario: profesores, empleados domésticos, guías turísticos, etc.
Debido sobre todo a su situación geográfica, antes de la llegada de los holandeses a Tana Toraja en el año 1.906, ésta estaba apartada del centralizado sistema político de las mayorías étnicas buginesa y makassar (de tradición islámica). Pero la presencia de los holandeses cambió no solamente la vida política de los Toraja, sino también la religiosa. Los misioneros de este país europeo, llegados después de las fuerzas de anexión colonial, iniciaron una tarea de proselitismo entre los locales que ha conducido a que hoy en día un 80% de la población sea de confesión cristiana.
Casa Toraja
Aunque una pequeña parte de la población de los Toraja conserve aún sus creencias animistas en espíritus, ancestros y dioses –Uluk to Dolo– la mayoría de los habitantes llevan a cabo y participan en rituales funerales que podrían decirse propios de estas tradiciones precoloniales. Esto es debido en parte a los planes de incentivación del turismo que el gobierno de Indonesia ha llevado a cabo, los cuales adjudican ayudas y subvenciones a las distintas regiones o regencias.
De las tradiciones más significativas de los Toraja encontramos los rituales funerarios. Estos rituales son el momento de pagar respeto a los muertos, pero también una ocasión importante para mostrar el estatus de la familia y de la propia etnia. El tránsito entre la vida y la muerte de una persona en un ritual funerario como el de los Toraja puede llegar a durar años, ya que sus familiares pueden necesitar bastante tiempo para ahorrar lo necesario para llevarlo a cabo de la manera tradicional. De ese modo, el pariente difunto puede convivir embalsamado con la familia durante un tiempo considerable. Los rituales funerarios sirven también como excusa para reunir a la familia que no habita en Tana Toraja. Se tiene que tener en cuenta que aproximadamente la mitad de los Toraja viven fuera de su pueblo o regencia de nacimiento.
Los preparativos del ritual incluyen la construcción de un altar en la plaza del pueblo en donde será llevado el difunto. Allí, los asistentes, le mostrarán sus respetos.
En otro edificio construido para la ocasión la familia recibirá ofrendas de parte de los invitados. Una vez se dan por iniciadas las celebraciones, éstas pueden prolongarse durante varios días. Días en los que predominan los bailes, cánticos y el sacrificio de animales. Esto último ha sido criticado por ser un malgasto de carne y, por ello, en alguna ocasión se ha decidido repartir entre los participantes y asistentes después del sacrificio. Finalmente, el cuerpo del familiar difunto se deposita en el lugar donde, al igual que sus antepasados, tendrá sepultura definitiva.
-Joanna A. F.